Bueno, Alfredo tenía una espinita clavada con esta prueba y al final lo ha conseguido. Ha quedado el primero de su categoría (Máster 50) y, lo que tiene todavía más mérito, en el puesto 39 de la Clasificación General con un increíble tiempo de 3:14H y a una media de 17,9 Km/h. ¡El Pabellón cervecero ha quedado muy alto!
A partir de las 8:15h hemos ido llegando al Pabellón de Galapagar: Alfredo, Antonio, Jorge, José Manuel, Pedro con su cuñado y un servidor, dispuestos a enfrentarnos a esta tradicional marcha que este año contaba con un recorrido más exigente. Cuando no dábamos un duro por el día tras la ciclogénesis explosiva que asolaba la Península desde el día anterior, hemos tenido la suerte de disfrutar todo el tiempo de sol y algo de viento, que no molestó en ningún momento. Cuando preparábamos las bicis, el primer contratiempo: Antonio se había dejado las zapatillas en casa. Se marchó como alma que huye al diablo y dejó a Jorge a cargo de su bici para unirse en la salida. Tras poner el chip que mediría el tiempo de la prueba y los distintos preparativos, nos situamos al final de la pancarta . Alfredo se situó estratégicamente en el pelotón de cabeza dispuesto a aguantar un ritmo brutal desde el principio. Al poco, llegó Antonio milagrosamente a tiempo y poco después diero la salida con una salida neutralizada por Galapagar.
Por hacer un resumen general, el terreno ha estado infernal en muchas zonas, muy pesado, con mucho barro y abundantes charcos. La lluvia de las ultimas semanas no ha sido ninguna broma. En las subidas duras ha sido frecuente el pateo porque había gente que se iba quedando y los que íbamos detrás no podíamos pasar. Los cruces con los arroyos eran de riesgo de corte de digestión. A destacar el del Río Aulencia, justo antes de la subida más larga y penosa de la ruta, y el cruce de los famosos troncos del recodo del embalse de Valmayor. Ante la fila en espera para cruzar en los troncos de abajo, me fui para la subida que conocemos más arriba, con la mala suerte de que aquello estaba inundado y el tronco que hemos cruzado otras veces estaba a dos palmos bajo la superficie. Por no dar la vuelta me metí en el riachuelo vadeándolo a patita hasta la cintura. Ya os podéis imaginar cómo salí de la orilla.
Cuando llegué a la meta me encontré a Alfredo, contándome el tiempazo que había hecho y esperando a que diesen las clasificaciones definitivas. Me dirigí al coche para cambiarme y me encontré a Antonio, Jorge y José Manuel. En un cruce mal señalizado se equivocaron con un grupo numeroso de ciclistas y acabaron perdiéndose hacia Colmenarejo, por lo que cortaron y se volvieron por donde pudieron. ¡Qué rabia y qué mala suerte! Al parecer, alguien había quitado algunas cintas y la organización dio un comunicado antes de la entrega de trofeos lamentando lo ocurrido, pero el cabreo de mucha gente ha sido monumental.
Pedro y Paco, su cuñado, tuvieron muy mala suerte, pincharon dos veces, también se fueron por el camino mal señalizado y, tras subir lo más duro con los tres cuestones, cortaron hacia Galapagar. Tras comer un bocata de panceta y un par de cervezas comenzó la entrega de trofeos. Y a lo más alto subió nuestro amigo Alfredo a recoger el premio a su tesón y excelente forma.
Yo hice 3H49m, con un discreto puesto 187 y a una media de 15,2 Km/h.
