abril 30, 2016

Una ruta "imperial"

Aparte de por sus preferencias musicales metaleras, a  Ángel se le asocia entre otras cosas con un ritmo "pellejero" y su debilidad por la Ruta Imperial. No le faltó mucho tiempo para lanzar una propuesta de hacer una de las etapas de la Ruta Imperial por etapas que se ha celebrado recientemente. Optamos por hacer la 2ª  y hasta San Lorenzo nos desplazamos seis aguerridos bikers: El instigador, José Antonio, Óscar, Rober, Val y este escribano.
 
Tras salir de la calleja larga por debajo del Monasterio, nos enfrentamos a la primera subida y siempre  dura, hasta Malagón. Lo más significativo de este tramo son las zetas y algunos rampones antes de coronar el puerto.  Por cierto, por si alguien no las ha contado, las zetas son 17. Coronado, continuamos por la pista asfaltada hasta el límite provincial con Ávila, donde continuamos por un carril entre praderas y niebla hasta toparnos con el GR10 cerca del "portillo de pozos de nieve" y alcanzar el vértice geodésico del pico San Juan, situado a 1.734 m de altitud y punto más alto de toda la ruta. Proseguimos por el GR10 hasta el refugio de la Naranjera, con algunos tramos espectaculares pero escasamente ciclables. Seguimos hasta toparnos con la pista que baja del Alto del León, donde está el campamento Peñas Blancas. A partir de este punto la ruta transcurre por veredas entre pinos, praderas y sucesivos vadeos de un arroyo hasta acabar en el camping de Peguerinos. Había muchos tramos con barro y un rampón con piedrolos antes de llegar hasta esta población, que nos fue poniendo en su sitio.

Fuimos atravesando Peguerinos hasta llegar junto al embalse de la Aceña, que  circunvalamos por la izquierda hasta llegar a su presa y asumir los rampones espectaculares que normalmente hacemos de bajada en dirección al puerto de Malagón. El track abandona el carril para dirigirse al embalse de Tobar por una zona que acaba entre muros de piedra en un sendero con piedras descomunales que nos hicieron poner pie en tierra hasta llegar a este embalse. Desde este punto un carril nos condujo al puerto de Malagón, donde nos dividimos, bien buscando emociones fuertes por alguna trialera extrema o algo más suave. Un pinchazo inoportuno de Rober nos retrasó e impidió una completa sesión grupal de cerveza, que en representación  pudimos hacer Ángel, Rober y yo.

Esta ruta es un rutón a tamaño reducido. Sus 52 Km y 1.200m de desnivel acumulado no dan idea de su dureza. Los tramos técnicos, embarrados y desniveles, ponen a prueba a todo biker que se precie. Según  el GPS, en subida hay rampas del 26.5% y en bajada del 23,5%. No distingo si ciclables o no. Estoy con Ángel en que la Ruta Imperial tradicional te deja mejor sabor de boca, pero no hay ninguna duda de que esta es una ruta "imperial" sin paliativos.


El enlace a todas la fotos aquí:
https://photos.google.com/share/AF1QipMDohUlhf9gaYCNNGtoHOY0CJNo3_-faBgy-NHtcFQIL3xl9lfd7kI09lkwG2x3MQ?key=d0stUXlSMElPbC16QXdxM2EwenkxSGNrNjZXQUN3





 

 

 

 



 


 













 




 

















 
 

 
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abril 23, 2016

Y llegó el diluvio universal

No, no esperéis ver fotos de la tromba de agua y granizo. No podíamos dejar de pedalear bajo riesgo de hipotermia y han sido demasiadas cámaras de fotos destrozadas...
 
El viernes, Ángel nos propuso salir con los Bull Riders que reconocían la ruta del cobre saliendo desde V del Pardillo. Contestó afirmativamente José Antonio y a mí me pasaron varias cosas: me dio pereza repetir tan pronto, cierta inquietud por el ritmo  del grupo (al saber que iba Jorge me temblaron las canillas) y la previsible dificultad del vadeo del río Guadarrama tras las lluvias caídas. El caso es que al final José Antonio y yo salimos desde Majadahonda para llegar a Río Chico y esperar al grupo al otro lado del vado, siguiendo juntos desde ese punto.
 
Llegamos al vado y el río bajaba fuerte. Llamamos a Ángel para advertirle y nos dijo que habían cambiado de planes y estaban subiendo por la Ventilla e iban a bajar por Río Chico a nuestro encuentro. Emprendimos la marcha para encontrarnos en algún punto. Nos encontramos a media subida y decidimos proseguir por el recorrido de la próxima ruta del cobre. Hicimos un buen tramo de la subida del Paredón, subida por la Ventilla, Las Cuestas, subida a la antigua mina Pilar, cuesta del burro y nos separamos cuando coronamos. Ángel, Jorge y acompañantes siguieron hacia La Cañada. José Antonio y yo continuamos hacia el embalse de Valmayor, con la idea de volver a Majadahonda por la ermita del Cerrillo, La Navata, Torrelodones, Molino de la Hoz y Las Rozas.

Cuando bajamos junto al embalse de Valmayor, las nubes negras negrísimas que veíamos a distancia sobre Abantos, empezaron a descargar. Primero, cuatro tímidas gotas junto al puente que cruza el embalse. Cuando íbamos en dirección a la Cañada Real aquello empezó a descargar en serio. Las gotas pesaban, taladraban. Apretamos. Llegamos a la barrera de subida a la Cañada Real con los ojos buscando un refugio. Emprendimos la subida por la vereda habitual. Las líneas y roderas se confundían con el agua. Seguimos apretando. Llegamos a la ermita del Cerrillo y José Antonio me preguntó " ¿paramos?. " "No podemos. Nos entrará hipotermia". Estábamos a 8º. Seguimos por la pista en dirección a la carretera Villalba-Galapagar. Los baches habían desaparecido. Sólo había charcos. Charcos y barro. Y lluvia fuerte que caía como una cortina de agua. Llegamos al cruce de la carretera. El asfalto era una piscina. Los coches con las luces puestas. Con más miedo que vergüenza atravesamos la carretera para girar al carril que lleva hacia el cementerio de Galapagar. Las roderas eran ríos. Los charcos, lagunas. El agua se nos metía en los ojos. Empezó a granizar. Notábamos el golpeteo en el casco. En el cuerpo. Todo estaba empapado. El suelo, la ropa, la bicicleta. Caía agua y granizo. Pedazo manta de agua. Por abajo el barro se metía en el cuerpo, empapándolo todo. No había roderas. Todo eran regueros de agua y barro. Sólo un objetivo. Llegar a La Navata y coger algún puñetero tren con el que escapar de este infierno. Seguíamos pedaleando. Las gafas se empañaban en las subidas. El agua entraba por los laterales de las gafas. Todo aquello era un infierno acuático. El agua hacía tiempo que nos entraba por el casco, el cuello, empapando los guantes, pura esponja. El cuerpo, todo.  Las manos acalambradas. Seguíamos pedaleando como posesos. Íbamos enlazando veredas y daba igual meterse en los charcos, todo era un puro charco. Había hasta espuma. Todo sabía a tierra y sal. Llegamos junto al río Guadarrama. Venía hinchado, potente. Seguíamos pedaleando sin resuello. Ya estábamos llegando a La Navata. Continuamos por las calles. El tramo de carretera. El puente. Veíamos la estación. La condenada estación. El agua por todas partes. Llegamos. Un vistazo rápido al andén. "Principe Pío. Fte. Mora. 3 min". Ni billete ni leches. Comenzamos a correr por las rampas empujando las bicicletas. Una curva tras otra. Y la siguiente. No sé cuántas había hasta llegar al tramo horizontal que cruza las vías. Cuando llegamos al otro extremo el altavoz anunciaba la llegada del tren. "Uy! la leche sólo falta que lo perdamos". Comenzamos la bajada por las rampas del andén desde donde salía el tren. A toda pastilla. Nuevo anuncio de la llegada del tren. El corazón en un puño. Llegamos al andén. El tren se acercaba. Nos montamos. Íbamos dejando un reguero de agua por el vagón. Buscamos una parte despejada. El suelo lo estábamos dejando  hecho un Cristo. Apoyamos las bicis. El tren comenzó su marcha. Me sujeté a la barra del techo. Las gotas caían desde el codo hasta el suelo. Notaba como corrían por el cuerpo. Nos miramos. Nos escojonamos de risa mientras la gente nos miraba preguntándose de dónde habían salido estos locos con sus bicicletas que estaban encharcando el tren.

Llegué a casa temblando. Me metí en la bañera. Vestido. Me fui quitando la ropa mientras abría el grifo de la ducha y el agua iba arrastrando la tierrilla. Hice a un lado un  revoltijo con todo aquello y puse el tapón. La bañera se fue llenando. Me metí. Cerré los ojos. El vapor subía hasta el techo. Me miré los dedos de los pies. Los movía. Volví a cerrar los ojos sumergido en el agua calentita.

 el enlace a todas las fotos aquí:

https://photos.google.com/share/AF1QipMXTzk-0CT9My8A8kqpRhBHnesh7gjONicU8p6NRjTkDH-CNsz3PjKJNC-0kmGLZQ?key=VGgzVEhLeDJiS3dvSm5xRjJfOE9tcDNaMkxwWm13






















 

 
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