mayo 22, 2016

Va por Jorge


Después de varias semanas sin salir por motivos varios Juan me prometió una ruta para flojitos. Aunque conociendo sus antecedentes la semilla de la duda estaba ahí.

Desde Majadahonda salimos Jorge, Juan, Oscar y yo con la idea de hacer algo suave y ,visto que se había levantado la mañana con un viento de perros, acordamos ir hacia la Casa de Campo ya que allí estaríamos más resguardados. Juan cargó varios tracks y fuimos para allá atravesando muy, muy tranquilamente Majadahonda y Pozuelo.

Fue llegar al acceso de la Casa de Campo cuando Jorge, con el recuerdo de sus años mozos rodando por aquí tomo las riendas de la grupeta y a un ritmo más que considerable, al menos para servidor, empezamos a ratonear por todos los senderos que se nos ofrecían. Jorge feliz como la vida misma.

Llegamos a la parte del lago y decidimos rodearlo para poder hacernos la foto de rigor y poder atestiguar nuestro destino dominguero. En un momento dado pedimos que nos hicieron la foto y con cierta sorna nuestro fotógrafo nos insinuó que mucha bici para la Casa de Campo...

Continuamos nuestro rodeo cuando nos encontramos con un grupo de gente corriendo con Kangoo Jumps (ver foto). Desde luego estas cosas en Cercedilla no nos las encontramos. Terminamos la vuelta al lago y nos cruzamos a otros que pasaban la mañana subidos en sus Seg Way (ver foto). Ya nosotros no dábamos crédito de la excéntrica fauna que uno puede ver por allí.

Ya en senderos más alejados del mundo friqui continuamos a ritmo de Jorge cuando nos cruzamos con un paisano en paños menores tomando el sol entre arbustos ¿?, y a la salida un señor nos invitó a que ciclistas con nuestro aspecto de profesional mejor que nos vayamos a rodar al Pardo que molestamos menos. Despedida y cierre.

Volvimos por donde fuimos para aprovechar el máximo de tiempo por campo y nos dio tiempo a tomarnos una cervecita muy relajada en Majadahonda. Aunque no fue una ruta de las más memorables anécdotas no nos faltaron y Jorge disfrutó como un niño.

Hasta la próxima.

Alvaro.


El enlace a todas las fotos aquí
https://photos.google.com/share/AF1QipO0508PCYgni4QkdiHF7m_DFc-F8fZNI9w0DvmreYuK9Q00ski7TSC4TGmWVc5BDQ?key=bURKWnlfVGdSS21wNTJhVU13STVnOHJnM3JMeEl3
















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mayo 21, 2016

Ruta metalera

Tras una semana alejado de su bici, a Ángel le pudo la fuerza interior de todo metalero que se precie e iba proponiendo sus variedades clásicas: Ruta Imperial, Cercedilla-Pasapán, Cercedilla "Test the Best", mientras apretaba el acelerador volviendo a Madrid. Yo entré al trapo y le propuse la ruta del Pasapán. No hubo más quórum, así que a las 9.00 en Cercedilla, mano a mano.
 
Cuando me desperté el sábado me encontré un mensaje suyo de las 2 de la madrugada, recién llegado del viaje, donde  se imponía la cordura y planteaba una salida por los alrededores. A mí me daba igual, pues tenía todo preparado para coger el coche. Así que me planté a las 9:00 en Villanueva de la Cañada para hacer una ruta  a convenir. "Venga, un antiguo Festibike extendido". Sea.
 
Salimos junto al campo de golf bajando hacia el vado del castillo de Villafranca. Dispuesto a cruzarlo, saqué la cámara. La encendí. Sujeté la correa entre los dientes y me dispuse a inmortalizar a Ángel. Hacía mucho tiempo que había conseguido romper mi estadística. Habitualmente arruinadas por el agua, barro y arena del invierno, esta vez fue la ley de la gravedad la que impuso su sentencia. Al segundo bache, mientras sujetaba el manillar con ambas manos, la correa se deslizó entre mis dientes y la cámara se cayó contra una piedra, herida de muerte. El golpe afectó de lleno al objetivo que se negó a replegarse, con una mueca de muelle distendido: "Hasta aquí llegué, compañero de aventuras". Los esfuerzos por reanimarla fueron inútiles. Descanse en paz. Esto explica que en esta crónica no haya más acompañamiento gráfico que las escasas fotos que aparecen y tomadas con el móvil a bici parada. ¡Por Dios!, no estaba el horno para más bollos...
 
Tras el luctuoso suceso pero con serenidad de ánimo, atravesamos Villafranca y continuamos por la vereda de tronquitos hasta llegar a Villanueva del Pardillo. Por alguna zona para mí desconocida llegamos hasta la carretera que conduce a Las Cuestas. Alcanzada esta urbanización, atravesamos la barrera y seguimos por el carril que conduce a La Ventilla. Justo antes de la subida en paralelo al cortafuegos, proseguimos en dirección  hacia el cerro Periquín y afrontamos las últimas curvas hasta coronar en el Paredón por el carril que sube de Río Chico.
 
Seguimos hacia Colmenarejo. Lo cruzamos y bajamos hasta el embalse de Valmayor. Tras bordear el embalse de los Arroyos cruzamos las puertas y dehesas hasta llegar a El Escorial. A destacar el abundante ganado que pastaba apaciblemente en los prados. Da gusto que estén  así de entretenidos. Seguimos el tramito por carretera hasta tomar la vereda que lleva hasta Peralejo. Por cierto, intentamos reponer agua en la fuente a la espalda de su iglesia, pero aquello no daba ni la hora y no fuimos capaces de encontrar la llave de paso. Seguimos por el tramo de Cañada Real hasta coger la trialera  y llegar a la M-600, junto al restaurante La Esperanza. Esta vez no hubo parada, aunque añoramos la morcillita que traen de Las Navas del Marqués.
 
Bajamos por el carril que conduce hasta la ermita de Valmayor, girando junto a ésta, a la derecha, para ir enlazando subidas hasta llegar a las proximidades de Valdemorillo. ¿Se puede saber por qué están arruinando estos tramos con maquinaria pesada?  (#!#!) Llegamos a Pinoalto. Cruzamos el pinar para llegar al carril de la Mina del Capitán, más conocido cuando se hace en sentido inverso por la "subida de la muerte". Bajada rápida, con un ojo en la grava y otro en las roderas. Atravesamos la barrera y afrontamos el último tramo de la ruta hasta entrar en La Cañada por el carril bici.
 
Un lavado de bici y una cerveza para su dueño, apagaron la sed en un día que cabe considerar como el primero de calor de la primavera. Fui de corto, arriba y abajo. El primer día que lo hago. Lo que ha provocado que mis brazos y piernas luzcan un color gamba guiri presagio  de la época veraniega.
 
Todo sigue verde, verdísimo. Zonas de barro en umbrías y vaguadas. Lo que daríamos porque aguantase. Es como tener el campo asturiano con el clima de Madrid. En un par de semanas, ¡pis-pas!










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mayo 16, 2016

Se nos fue la mano

Y eso que Alberto nos pidió una ruta conciliadora. Nos liamos. O les lié. Ya que planteé cuando nos encontramos tres opciones para la salida y al final optamos por la que hicimos, tirando por las veredas del Río Guadarrama curso abajo, hasta el cruce sobre el puente de "Madison", junto al Parque Coimbra, al lado de Móstoles, como punto más al Sur de nuestra ruta.
 
Salimos desde Majadahonda en dirección hacia la carretera de Pozuelo para girar por Monteclaro, el lateral del campo de golf y Las Lomas. Junto a la antigua Venta de Romanillos comienza un camino entre una amplia dehesa que conduce al Guadarrama. Aquí hay que reseñar el asunto de los mastines. Hay una finca con dos mastines atados a sendas cadenas a uno y otro lado del camino. Los animalitos cumplen con su misión. Ladran, corren rabiosamente hasta donde alcanza la cadena, justo al borde del camino. Hay que maniobrar para evitarlos, con gran zozobra por calcular la distancia adecuada y rezando porque el tirón no arranque la cadena.  Esta vez había un mastín suelto, que cuando nos vio se dio la vuelta hacia la casa. En su lugar, había atado un pastor alemán ladrando como un loco. Pasamos con gran alarma por aquel sitio como alma que huye al diablo. Afortunadamente esta parte es en bajada y pedaleamos como locos hasta alcanzar la ribera del Río.
 
Desde este punto fuimos encadenando veredas y carriles bajando por su margen izquierda hasta llegar al campo de golf de El Bosque, junto a Villaviciosa de Odón. Tras un pequeño tramito de carretera proseguimos por un tramo espectacular de veredas hasta llegar al citado puente, próximo al Parque Coimbra. Lo cruzamos y pasamos al otro lado del río en dirección Norte. Este tramo estaba bastante concurrido por Bikers que venían o iban a Móstoles. Dejamos la Quinta Asturias a la derecha y continuamos por un carril amplio hasta llegar a la Dehesa de Sacedón, donde hicimos un giro a la izquierda  por el camino de Navalcarnero. Un cambio de sentido,  esta vez a la derecha, nos llevó a la urbanización Los Manantiales, junto a Sevilla la Nueva. Cruzamos la M-600 y fuimos por Valdelagua entre tramos de dehesas y campos de labor hasta llegar a Brunete.

Desde este punto hicimos el recorrido inverso que habitualmente tomamos para llegar al vado, junto al castillo de Villafranca y la estación de seguimiento de satélites. Dada la hora, subimos a Majadahonda apretando por la M-503. Lunes, no festivo local, estaba cerrado el bar donde paramos otras veces y acabamos tomando una cerveza en Pizza Jardín.

Día primaveral con el campo espectacular y la hierba y cultivos muy crecidos. Compartimos esta ruta el sufrido Alberto, a quien metimos en este lío, José Antonio, Óscar y este reportero culpable.

 

El enlace a todas las fotos aquí:
https://photos.google.com/share/AF1QipOEhbVGRQRtl9AX12THIMrYvP5OWcTJ2_OO0DqYgZ61f1U0ryxeRfxWiW8cJiDTYw?key=a2xZQ3o1dTZKWVpNMHE1LVp1cXJyeGR5elEzY25R




 

 

































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