La II edición de la prueba volvió a contar con una nutrida participación de los perros. En esta ocasión, la jauría estaba integrada por 10 canes, de los cuales 7 ya participaron el año anterior.
Tomamos la salida unos 900 participantes, de los cuales 640 bikers (esta prueba también se puede correr a pie o en opción mixta). Los perros comenzamos la carrera situados entre los primeros puestos, luciendo orgullosos nuestro nuevo y espectacular uniforme. La mañana era cálida y soleada, aunque éramos conscientes de la elevada probabilidad de lluvia).
Como de costumbre, Pierno y Perrobala salieron disparados. Yo me situé junto a Patán y Loco. El recorrido de este año discurría en sentido contrario al del año anterior, lo que a la postre redundó en mayor dureza. A medida que avanzábamos íbamos recordando tramos, y agradecíamos al cielo la ausencia del odioso barro local.
Durante los primeros 30 km rodamos rápido, manteniendo la posición (iríamos entre los 50 primeros) y concentrados en templar los ímpetus para no terminar pasados de vueltas. En el km 35-40 vino un rápido y divertido descenso, en el que tomé la delantera mientras por detrás escuchaba las amenazas de Patán. A mitad de descenso encontramos a PerroBala, quien terminaba de reparar la cadena rota. Pronto me adelantó, parpadeé y le perdí de vista. Justo entonces venía un desvío a la izquierda cuya señalización no advertimos, y tiramos de frente hasta la carretera. Dimos la vuelta y deshicimos la bajada entre maldiciones y bufidos.
En ese punto se iniciaba una ascensión de 10 km. Después del error cometido tenía la sangre caliente, e inconscientemente apreté el ritmo de subida, adelantado a unos 20 corredores. Di alcance a PerroBala y rodamos cada uno a su ritmo hasta el siguiente avituallamiento. Aquí aguardé unos minutos la llegada de Patán y Loco. Patán venía muy tocado. Al parecer, había tratado de seguir el ritmo “marino”, y casi le daba un síncope en la subida.
Tras la vitualla venía una dura ascensión hacia el mirador de las Médulas. Para nuestro horror aparecían los primeros tramos de camino embarrado, en los que había que echar el pie a tierra. Y poco después apareció la temida lluvia. Tras el mirador venía un tramo de bajada por asfalto, en el que llegué a tiritar.
A partir de ahí, sería el km 55, tengo los recuerdos "embarronados". Rodar era muy difícil en subida, y mantener el equilibrio en las bajadas era un ejercicio circense. Mi mente sólo pensaba en salir de aquello. Para colmo empecé a sufrir calambres en los aductores (malditos calambres, pensé que con el entrenamiento de fondo los había desterrado por mucho tiempo). Fue un rato muy penoso en el que no sé por dónde pasé ni cuantas veces eché el pie a tierra. Muchos participantes me adelantaron.
Sobre el km 80, en un duro repecho de cemento sufrí un nuevo calambre que me obligó a desmontar para estirar. Por el rabillo del ojo percibí la imagen que venía esperando desde hacía un rato. Sigiloso apareció PerroPatán, quien no podía evitar una sonrisilla de satisfacción y una mirada de ¿qué te creías? Lo cierto es que me alegré de que me diera caza. El corazón me pedía que termináramos juntos la prueba.
El tramo final era el más rodador. Aprovechamos las pocas fuerzas que quedaban y pedaleamos fuerte, a menudo en plato grande, dándonos relevos. Los últimos10 km se hicieron muy largos, porque veíamos Ponferrada, pero la meta se hacía de rogar.
Finalmente PerroPatán y PerroMarino llegamos a meta tras 06h55min, puesto 116 y 117. Aproximadamente una hora y media menos que el año anterior (aunque los tiempos no son comparables). Satisfechos, pero conscientes de que aún nos queda mucho por mejorar. Piernodoyuna había llegado hacía más de una hora: 05h48min, puesto Nº 15!!!!!!!. El resto de perros fue llegando, más o menos maltrechos y con varias sorpresas en cuanto a posición. Tony-PerroHielo estuvo aquejado de calambres durante gran parte del recorrido, pero consiguió terminar, puro pundonor. Sólo fueron baja dos perros, uno por gripamiento y el otro por tener que socorrer a un amigo que sufrió una aparatosa caída
Tomamos la salida unos 900 participantes, de los cuales 640 bikers (esta prueba también se puede correr a pie o en opción mixta). Los perros comenzamos la carrera situados entre los primeros puestos, luciendo orgullosos nuestro nuevo y espectacular uniforme. La mañana era cálida y soleada, aunque éramos conscientes de la elevada probabilidad de lluvia).
Como de costumbre, Pierno y Perrobala salieron disparados. Yo me situé junto a Patán y Loco. El recorrido de este año discurría en sentido contrario al del año anterior, lo que a la postre redundó en mayor dureza. A medida que avanzábamos íbamos recordando tramos, y agradecíamos al cielo la ausencia del odioso barro local.
Durante los primeros 30 km rodamos rápido, manteniendo la posición (iríamos entre los 50 primeros) y concentrados en templar los ímpetus para no terminar pasados de vueltas. En el km 35-40 vino un rápido y divertido descenso, en el que tomé la delantera mientras por detrás escuchaba las amenazas de Patán. A mitad de descenso encontramos a PerroBala, quien terminaba de reparar la cadena rota. Pronto me adelantó, parpadeé y le perdí de vista. Justo entonces venía un desvío a la izquierda cuya señalización no advertimos, y tiramos de frente hasta la carretera. Dimos la vuelta y deshicimos la bajada entre maldiciones y bufidos.
En ese punto se iniciaba una ascensión de 10 km. Después del error cometido tenía la sangre caliente, e inconscientemente apreté el ritmo de subida, adelantado a unos 20 corredores. Di alcance a PerroBala y rodamos cada uno a su ritmo hasta el siguiente avituallamiento. Aquí aguardé unos minutos la llegada de Patán y Loco. Patán venía muy tocado. Al parecer, había tratado de seguir el ritmo “marino”, y casi le daba un síncope en la subida.
Tras la vitualla venía una dura ascensión hacia el mirador de las Médulas. Para nuestro horror aparecían los primeros tramos de camino embarrado, en los que había que echar el pie a tierra. Y poco después apareció la temida lluvia. Tras el mirador venía un tramo de bajada por asfalto, en el que llegué a tiritar.
A partir de ahí, sería el km 55, tengo los recuerdos "embarronados". Rodar era muy difícil en subida, y mantener el equilibrio en las bajadas era un ejercicio circense. Mi mente sólo pensaba en salir de aquello. Para colmo empecé a sufrir calambres en los aductores (malditos calambres, pensé que con el entrenamiento de fondo los había desterrado por mucho tiempo). Fue un rato muy penoso en el que no sé por dónde pasé ni cuantas veces eché el pie a tierra. Muchos participantes me adelantaron.
Sobre el km 80, en un duro repecho de cemento sufrí un nuevo calambre que me obligó a desmontar para estirar. Por el rabillo del ojo percibí la imagen que venía esperando desde hacía un rato. Sigiloso apareció PerroPatán, quien no podía evitar una sonrisilla de satisfacción y una mirada de ¿qué te creías? Lo cierto es que me alegré de que me diera caza. El corazón me pedía que termináramos juntos la prueba.
El tramo final era el más rodador. Aprovechamos las pocas fuerzas que quedaban y pedaleamos fuerte, a menudo en plato grande, dándonos relevos. Los últimos10 km se hicieron muy largos, porque veíamos Ponferrada, pero la meta se hacía de rogar.
Finalmente PerroPatán y PerroMarino llegamos a meta tras 06h55min, puesto 116 y 117. Aproximadamente una hora y media menos que el año anterior (aunque los tiempos no son comparables). Satisfechos, pero conscientes de que aún nos queda mucho por mejorar. Piernodoyuna había llegado hacía más de una hora: 05h48min, puesto Nº 15!!!!!!!. El resto de perros fue llegando, más o menos maltrechos y con varias sorpresas en cuanto a posición. Tony-PerroHielo estuvo aquejado de calambres durante gran parte del recorrido, pero consiguió terminar, puro pundonor. Sólo fueron baja dos perros, uno por gripamiento y el otro por tener que socorrer a un amigo que sufrió una aparatosa caída
Jorge
Perro Marino
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