Esta vez hemos salido Alberto, Alfredo, Javier, Ángel que ha venido con su amigo Óscar y un servidor, dispuestos a hacer una ruta intensa para coronar el Puerto de Pasapán. Coincidí con Ángel en el Cabo de Gata en el mes de julio y nos cruzamos las direcciones de correo electrónico. Vive en Villanueva de la Cañada, así que conoce las rutas que solemos hacer por Valdemorillo, Galapagar, El Escorial, etc. También amigo de Pedro P. sus lunáticos bikers.
Tras la subida clásica a La Fuenfría, bajamos hacia la Cruz de la Gallega por tramos de carril, pista asfaltada, más carril y veredas por el Camino de Santiago hacia Segovia, que desemboca en una amplia zona de praderas, tras un comedero de buitres a nuestra izquierda. Allí se volvieron Alberto y Javier de D., que llevaban algunas semanas sin salir. Continuamos Alfredo, Ángel, Óscar y yo. Tras un pequeño tramo por pista desembocamos en varias veredas cercanas al embalse de Revenga. Allí subimos por un sendero con una tremenda pendiente hasta conectar con la Cañada Real en dirección oeste por unas lomas llenas de hierba y la subida hacia el Portachuelo y el puerto de Pasapán. Las rampas iniciales fueron un suplicio, especialmente por la pendiente prolongada, el calor y la trampa psicológica de unos tramos rectos, monótonos, que no animaban. Seguimos ascendiendo por tramos más llevaderos, algunos con sombra, hasta llegar en una curva a una maravillosa visión con forma de caño de agua donde nos refrescamos antes de subir los últimos rampones. Nos zampamos un minibocadillo en el Pasapán antes de bajar raudos por la pista hacia el Valle del Río Moros. Algunos tramos estaban muy rotos, sueltos y con bastante pendiente, si bien con pista ancha. Tras descender al valle tomamos la pista que nos condujo hacia la barrera de acceso al carril que lleva a la senda del Arcipreste y acaba en la carretera del Alto del León. Tomamos antes la senda del Arcipreste, siempre interesante a pesar de los piedrolos y tramos no ciclables, y nos dejamos caer a la otra vertiente, al carril de La Solana que bajo la Peñota, nos llevó de nuevo a Cercedilla. Acabamos con una cerveza de pantalón largo para reponer líquidos y celebrar una nueva e intensa ruta. Y hasta la siguiente.
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