Hemos hecho esta ruta Jon, Jorge, Val y yo. Hemos quedado en un aparcamiento en la parte superior del Monasterio. Antes de las 11 ya estábamos pedaleando por las primeras cuestas. Pasamos por debajo de la presa y salimos del asfalto por el carril que pasa por el restaurante Horizontal. Más subidas y unas cuantas curvas y afrontamos la subida a las zetas. Aquí comenzó una parte más divertida. Íbamos girando sin saber qué nos íbamos a encontrar en cada curva. Cada uno aplicó su práctica. Apretando o bajándose de la bici. En uno de los tramos vimos un gamo pequeño. Tras sortear un pino sobre la vereda, piedras, raíces, curvas y pendientes, por fin llegamos al carril de conexión con la pista asfaltada de subida a Malagón. Nos reagrupamos y seguimos pedaleando. De vez en cuando bajaba un coche (??) , que frenaba y no acababa de crearse que por allí había cuatro tipos pedaleando. Coronamos Malagón y el viento se hizo notar, con rachas que nos movían de la bici. Volvimos a reagruparnos y emprendimos la subida a Abantos. Algunos coches aparcados. (??). La barrera estaba elevada. Seguimos por el carril, pasamos de largo ante el cruce con la subida a Abantos y nos dejamos caer sobre el mirador encima de la torre de piedra. Unas fotos entre más ráfagas de viento y antes de pillar más frío nos dimos la vuelta para subir a Abantos. Emprendimos el pedaleo del último tramo, siempre difícil por la cantidad de piedras y la pendiente. Por fin coronamos. Había mucho viento y a rachas. La vista era impresionante. Miles de luces anaranjadas que se asemejaban a una gigantesca pista de aterrizaje. Nos abrigamos más. Aquello era de moqueo constante. ¡Pero si estamos en julio! el termómetro me marcaba sólo 13º, así que os podéis imaginar la sensación de frío con las rachas de viento. Algunas fotos y sin más dilación comenzamos la bajada por el pedregal. Sin bajar a muerte pero rapiditos fuimos sorteando piedrolos y ramas. Fue muy divertido. Regresamos por el carril, pasamos la barrera abierta, pista asfaltada y al poco de atravesar Malagón probamos a bajar por una trialera a la derecha que conecta un par de curvas. ¡Más diversión! Continuamos por el carril asfaltado y decidimos hacer la bajada por las zetas. Aquí los bajadores disfrutaron como locos y a los que los brazos no nos obedecían en las curvas nos fuimos bajando de la bici trazando a pie, como campeones. Tras culminar los diecisiete giros de derecha e izquierda que tienen las zetas llegamos al carril de bajada a El Escorial, entramos en la zona urbana y llegamos a los coches a eso de la 1:15h. Ha sido una ruta fantástica. Nos dejó buen sabor de bici y ganas de repetirlo.
Las fotos
ENHORABUENA COMPAÑEROS.
ResponderEliminarHay que tener un par de "balls" para bajar de noche las Zetas de la Pedriza entre ramas y baches con unas simples lucecitas... "Dicen que sin riesgo, no hay aventura" y vosotros habeis demostrado que sois unos autenticos aventureros. !!!OLE POR VOSOTROS!!!.
Un abrazo enorme