junio 01, 2014

Los 10.000 del Soplao


EL PREVIO

Mi propósito de año nuevo era hacer los 10.000 del Soplao, prueba que ya había salido en las conversaciones de los Boulder en repetidas ocasiones, entre otras cosas porque Juan B. llevaba intentando hacerla dos años seguidos y que por cosa del destino todavía no le había sido posible.

Además de mi y de Juan que ya le tenía ganas también se apuntó Marcos, que aunque lleva poco tiempo montando en bici ha querido entrar por la puerta grande.

Así pues en el mes de enero comencé un plan de entrenamiento bastante exigente con la idea de ir bien preparado a la prueba que se desarrollaría en Mayo, y que consistía en no parar de subir y bajar montañas durante 165 kilómetros, llegando a tener un ascenso acumulado de 4.600 metros, ahí es nada.

Una lesión que me viene con frecuencia a la pierna hizo que tuviese un parón de un mes y que hizo que desechase la idea de participar en este año, por lo que abandoné los entrenamientos y me limité a mis salidas habituales de fin de semana con la grupeta.

En una de estas salidas en el mes de marzo estaba charlando con Juan B. y me animó a participar de todos modos aunque fuese sólo con la idea de hacer una parte del recorrido. La experiencia no me la quitaría nadie y ya volvería con ganas de hacerla entera para el año que viene.

Dicho y hecho, en abril comencé otra vez el plan de entrenamientos con salidas largas para prepararme aunque fuese para hacer una parte de la carrera. Estábamos sólo a un mes y medio y comenzaba prácticamente desde el principio.

Durante las salidas del último mes y por primera vez superé la barrera de los 100km gracias a las rutas que me preparó Juan El Secre. Por momentos pensaba que él mismo vendría al Soplao porque no se saltó ni uno de estos entrenamientos...

Las dos últimas semanas ya harto de hacer kilómetros dejé de ir a spinning y la salida de fin de semana previa únicamente hice una tirada de 30 kilómetros, por lo que me plantaba en el Soplao con un cierre de pretemporada que dejaba bastante que desear. La suerte estaba echada.


EL DIA DE LA VERDAD

Suena el despertador, son las cinco de la mañana.

He quedado con Juan y Marcos en la salida y lo mejor será hacerlo pronto porque somos 4500 bikers. Miedo me dan los tapones que se puedan crear en los primeros kilómetros de la salida. Desayuno deprisa hecho un manojo de nervios y meto las cosas en el coche para ir hacia Cabezón de la Sal, lugar desde donde sale la prueba.

Cuando llego ya están allí Juan, Marcos y otros 1000 bikers más que también pensaron que madrugar sería una buena idea para coger una buena posición. Estábamos aproximadamente a 200 metros del arco de salida.

Los nervios se respiran en el ambiente y comentamos cosas como la temperatura o la estrategia para afrontar todas las horas que nos vienen por delante. La verdad es que Juan y Marcos se han trabajado el Soplao y vienen en un estado de forma admirable.

Son las 8.00 de la mañana y empieza a sonar el Thunderstruck de ACDC, aunque estamos tan lejos de la salida que apenas lo oímos. Nos deseamos suerte y me despido de Elvira con la he quedado en el kilometro 83 para avituallarme. Voy ligero de abrigo y cualquier complicación en el tiempo hará que necesite más capas. Además es probable que ese sea el kilometro en el que me retire, no estaba nada mal...

Empiezo a pedalear con un nudo en el pecho que tardará bastante kilómetros en quitarse. Las calles están abarrotadas de gente que no para de animarnos, gritarnos y jalearnos. Pancartas en las ventanas de las casas animan a padres, maridos, amigos y todos los participantes en general.

Llegado este punto tengo que reconocer que aunque públicamente hablaba de hacer una parte del recorrido y que mi entrenamiento no había sido suficiente y mi cabeza me decía que no era posible realizar una carrera así cuando lo máximo que había llegado a hacer en Madrid eran 120 kilómetros y tan sólo 2.200 metros de ascenso. En el fondo, mi idea era hacerla entera a la heroica. Ya veríamos.

Mi estrategia es sencilla, a un ritmo de 11km/h llegaré a meta con el mínimo desgaste posible, por lo que voy fijando esa media en el GPS sin pasarme ni un ápice aunque el cuerpo me pida más y no paren de adelantarme centenares de ciclistas.

Subimos los primeros picos, Alto San Cibrian, San Vicente del Monte y Alto de Carrancias, todo marcha bien y comienza a quitarse ese maldito nudo en el pecho, ya estoy más tranquilo y rodamos sin apenas tapones. Las pistas son anchas y nada técnicas. Bajamos rápido hacia La Cocina y allí nos ponemos a subir las primeras rampas del día que hacen que muchos de los que estamos tengamos que poner pie a tierra por el altísimo porcentaje de desnivel que tienen. Marco un ritmo lo más suave posible para no desgastarme y siguen pasándome ciclistas sin parar ¡¿Cuánta gente queda detrás de mi?! Seguimos subiendo hacia el Soplao donde se encuentra el primer avituallamiento, paro, repongo líquidos y como algo. Sólo llevamos 30km.

Bajamos muy rápido hacia Puente Nansa y recupero algo mi media de velocidad, es importante para estar en el corte del kilometro 83 a las 4:00 pm, donde quedé con Elvira. Voy a 12km/h por lo que tengo un pequeño margen por si empiezo a ralentizar mi ritmo.

Llega el monte Aa, son 3 kilómetros de subida exigente con unas rampas iniciales para quitar el hipo. Muchos vuelven a bajarse de la bici pero en esta ocasión me hago toda la subida del tirón. Empiezo a sentirme cómodo y está haciendo un día magnifico. Buena temperatura y con bajas posibilidades de lluvia. Estoy lleno de optimismo. Una vez arriba nueva bajada rápida hacia Ruente y allí nos encontramos con un buen tapón debido a que el paso se hace a través de un puente de piedra por el que nos toca pasar de uno en uno. No pasa nada, voy bien de tiempo.

Mando un mensaje a Elvira para decirle que voy a la media de velocidad esperada pero resulta que por error ella se ha ido a esperarme a Renedo, en el kilometro 135. Va a ser imposible coincidir y el balón de oxigeno psicológico que suponía quedar con ella en el kilometro 83 se desvanece, la cabeza empieza a jugar en mi contra y voy sumando kilómetros en solitario.

Nuevo alto grande del día, El Moral, 13 kilómetros de subida ininterrumpida. Sin prisa pero sin pausa subo hasta arriba mientras la gente sigue adelantándome sin parar. Hago cima y bajo de nuevo para llegar a Juzmeana y Barcena Mayor, donde quedé con Elvira inicialmente. Son las 15:45 y paso el corte del kilometro 83 por lo que voy con 15 minutos de adelanto, muy justo.

Paro en el avituallamiento y me como un pequeño bocadillo de jamón, estiro un poco las piernas y me tomo un gel para calambres. Ya empiezo a tener las piernas bastante cargadas.

Estoy en el kilómetros 92 y se me empieza a nublar la vista, bajo de la bici y la cabeza me da vueltas. Me quito el casco y el gorro y como si fuese un autómata sigo subiendo, no sé ni cómo porque por delante tengo Fuentes, la subida mas larga del día con 20 kilómetros de ascenso y por detrás está Barcena a sólo unos pocos metros, podría retirarme...

Intento llamar a Elvira pero no hay cobertura, sigo subiendo no se ni porqué y le mando un mensaje para quedar en Renedo en el km135 para que me recoja, estoy hundido. No tengo más remedio que subir Fuentes y la montaña siguiente La Ozcava porque no puedo quedar con ella en ningún punto antes. Estoy muy cansado, desanimado y la cabeza no para de decirme que ya he hecho suficiente.

Mientras estoy subiendo Fuentes empiezo a sentirme un poco mejor y los mareos desaparecen, me subo a la bici y muy lentamente continuo mi desesperante marcha.

Como vosotros los Boulder muy bien sabéis, nuestro maillot da lugar a muchos comentarios jocosos en las marchas y durante la subida una pareja de bikers me pidió una cervecita y entre broma y broma les dije si no les importaba que me uniese a ellos ya que llevaban un ritmo aceptable y yo poco a poco me iba recuperando. De esta manera podemos decir que empecé la segunda parte del Soplao, en compañía.

Terminamos Angel, Vallejo y yo de subir Fuentes y continuamos hacia La Ozcava. A la altura a la que estábamos la temperatura había bajado bastante. La niebla y la llovizna hacían mella pero en el avituallamiento de arriba tomamos unos caldos calientes y nos refugiamos en una pequeña cabañuca de pastores al abrigo de un fuego que habían hecho para recuperarnos un poco. A estas alturas tengo un dolor horrible en el cuello y la espalda. Me tomo un Nolotil.

Continuamos ya los últimos kilómetros de subida para bajar durante doce kilómetros y empezar a acercarnos a Renedo. Era la tercera vez que Vallejo corría El Soplao y me anima diciéndome que quien llega a allí acaba la carrera porque el Negreo, aunque es muy duro, lo haces como sea. Los últimos kilómetros en compañía han cambiado mi visión de lo que queda por delante. Estoy empezando a creérmelo, ¡lo voy a conseguir!

Pasamos por Correpoco, un tramo de muchas piedras que constantemente hace que te bajes de la bici para terminar de agotarte antes de coger el tramo final. Recién salido de este camino llego a Renedo y allí está Elvira, la pobre lleva toda la tarde dando vueltas para localizarme porque había leído un mensaje mio en el que le digo que he tenido una pájara. Coge mi bici para subirla al coche y le digo que de eso nada, que me dé los focos que voy a subir el Negreo y acabar lo que empecé. Me mira con cara de escepticismo y preocupación ¡Comienza la heroica!

Dicho y hecho, acabamos de pasar el último corte a las 21:15, cuando teníamos de plazo las 21:30. Paramos en el avituallamiento que hay antes de subir y comemos algo de pan con caldo y unas barritas y geles. Nos disponemos a subir y nos encontramos con unas rampas que hacen que la bola del mundo se le quede a la altura del betún. Son las 22:15 y ya tenemos que encender las luces. Rápidamente se hace de noche y no se ve absolutamente nada más que algunas luces por la falda de la montaña. Nos vamos juntando varios porque las luces de algunos eran demasiado tenues y las de otros empezaban a quedarse sin batería. Lo que pudiera haber sido un tramo difícil por el hecho de estar a oscuras, la dureza del terreno y las horas que llevamos no puede con el buen ambiente que hay entre los que estamos. Por fin coronamos y empezamos a bajar aunque no vemos la hora de llegar de una vez.

A lo lejos se ven luces y creemos que es Cabezón, pero es Ruente, que nos encontramos por segunda vez en el día. Llegados allí esperamos a que Protección Civil nos reúna en un pequeño grupo para escoltarnos en el último tramo de carretera que apenas tiene luz. No se ni de donde sacamos las fuerzas pero empezamos a tirar a un ritmo muy rápido ya con el dulce sabor en boca de vernos acabando.

Entramos en Cabezón y ya no queda nadie ni para recibirnos, salvo las familias y amigos de los pocos que todavía siguen pedaleando. Llego a meta y allí está Elvira para recibirme con los brazos abiertos, han sido 16 horas de lucha, el cuerpo me duele por todas partes pero no quepo en mi de gozo.

Una experiencia que jamás olvidaré ¡Contad conmigo para el Soplao 2015!


Enlace a video:

http://youtu.be/HRCb6HID6yI


7 comentarios:

  1. Increíble crónica Álvaro. Como te dije en su día, para quitarse el sombrero.

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  2. Todas las empresas épicas comienzan por un imposible. Hay que tener valor para apuntarse a una carrera como esta. Pero acabarla, no siendo un extraterrestre, necesariamente tiene que evidenciar algo. No creo exagerar al expresar la convicción de que el ciclismo es un deporte especial. Creo que refleja valores esenciales como el afán de superación, el sacrificio, la necesidad de conocer tus limitaciones y cómo sobreponerse a las adversidades. Pero, sobre todo, una enorme fortaleza mental, una inmensa capacidad de resistencia para cumplir con tu objetivo.

    Hay que felicitar a nuestros tres representantes en esta prueba, pero el ejemplo de Álvaro con dieciséis horas montado en su bicicleta es un ejemplo de pundonor y valor. Y fiel ejemplo de que en esta complicada vida, llena de "Soplaos", hacen falta muchos Juanes, Marcos y, especialmente, Álvaros. Con mi admiración y orgullo, un fuerte abrazo.

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  3. Hola chicos!! He leído con gran interés y emoción las crónicas de Juan y de Álvaro. Y sólo puedo deciros: me quito el sombrero (mejor dicho, el casco) ante los tres valientes que habéis terminado El Soplao, ENHORABUENA!!!! Le habéis echado un par... de ruedas!!! ;-) Sobre todo Álvaro, chapó por él!!
    Habéis superado un reto personal y tenéis que estar muy orgullosos por ello. Como bien dice Juan el Secre, el ciclismo, en todas sus modalidades, es un deporte muy especial, más que deporte yo diría que es un estilo de vida, porque nos enseña valores como el esfuerzo, la superación, etc, que son muy útiles en nuestra vida diaria.

    Reitero mis felicitaciones!!!

    Besos

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  4. Enhorabuena a los tres. Álvaro me ha encantado tu crónica. Se me pone la piel de gallina. Nos vemos en la proxima.

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  5. Impresionante el video. Lo que más me ha impresionado es la transición a la completa oscuridad. Y sigues pedaleando.... Gracias por el inmerecido agradecimiento. No hay entrenamiento para el Soplao. Todo se queda corto para pasar este reto. Chapeau amigo! Enhorabuena a los tres héroes.

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  6. Como a Ángel, se me ha puesto la piel de gallina al leer las crónicas. Enhorabuena a los tres representantes de nuestro grupo. ¡Qué orgullo llevar vuestro mismo maillot!
    Javier de D

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  7. eres un jodido campeon este año lo vy a intentar y cosas como estan me hacen tirar para alante MUY GRANDE!!!

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