mayo 11, 2015

TITAN DESERT Día 1 – El Viaje


A las 7:00 AM nos reunimos en la T1 de Barajas con cara de sueño y muchos nervios,  propios de la aventura que nos espera.
 

El viaje se hace corto, una pequeña cabezada y mucha conversación hace muy amenas las escasas 2 horas de vuelo. Casi parece más un autobús que un avión, todo el mundo de pie y charlando amigablemente.
 
Se nota quién es novato, otea a su alrededor  buscando gente con sus mismos sentimientos de inseguridad,  mientras que los expertos charlan entre ellos muy tranquilos recordando anécdotas del año pasado.
 
Aterrizamos en Ouarzazate, un aeropuerto diminuto al sur de Marruecos  y próximo a la cordillera del Atlas, nuestro destino.
 

Tras más de una hora de autobús atravesando pueblos Marroquíes y un intento de compra de agua y enseres fallido por problemas lingüísticos, llegamos al Xaluca de Boulmane Dades, donde la organización ha instalado nuestro primer campamento.
 

La llegada es un poco caótica, mucho calor y niños por todas partes. Todo el mundo deseando entrar a una haima de la que pronto estaremos deseando huir…
 
Lo primero es avanzar por una zona pedregosa donde están las asistencias técnicas, bueno,  estarán en algún momento ya que aún no ha llegado nadie.  De allí vamos hacia la zona de haimas, chequeamos cual nos ha tocado;  la 203 será nuestra suite de aquí a lograr el tan ansiado finisher.
 

La haima es sencilla, unas telas llenas de polvo sujetas con 2 troncos, crean una estructura que se replica generando filas de haimas. Calculo que cada fila tiene unas 10 haimas para tres personas cada una. El suelo tanto dentro como fuera está cubierto con alfombras, e incluso la puerta de la haima es una alfombra que cae desde el techo hacia el suelo.
 

Las camas la forman unos colchones directamente sobre el suelo, con sabanas una almohada y una manta. Mucho polvo en todo, si eres muy fino, este no es tu sitio…Además si en el exterior debe haber 30º, dentro de la haima la temperatura se dispara. Cinco minutos buscando algo en la maleta hace que rompas a sudar como si te pusieses a correr, nos espera una semana dura.
 
Comemos en el restaurante del hotel un buffet libre basado en pasta, arroz, algo de carne y poca fruta (este menú nos acompañara durante los 7 días de carrera que nos esperan ) y después tomamos una coca-cola en la haima bar, aquí no sirven tus billetes, la moneda oficial de la Titan son los Titanitos ( una forma muy inteligente de que te claven 3€ por botella de agua sin que te des mucha cuenta ).
 

Por la tarde, tras la llegada de los mecánicos que teníamos contratados ( Masquebici ), nos posicionamos estratégicamente junto a su carpa. Tras alguna que otra negociación, objetivo cumplido, las maquinas ya estaban listas para poder rodar al día siguiente y chequear que todo estaba al 100%. Es increíble ver cómo se va llenando la zona de los mecánicos de cajas con las bicis embaladas y como ellos, a toda pastilla van montando y ajustando una bici tras otras. Unos profesionales!!
 


Cena y a la cama, hay que descansar al máximo mientras podamos, mañana tenemos un día de aclimatación en el que nos gustaría salir a rodar para conocer los alrededores y ver las sensaciones sobre nuestras bicis que hace ya 2 semanas que no las tocamos.
 
 
Continuará...

2 comentarios:

  1. Interesante crónica Val. Estoy deseando la continuación.

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  2. No hay nada más emocionante como la víspera y especialmente el día antes de la TITAN DESERT. Sobre las Haimas, no me veo intentando dormir ahí.....

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